Aunque no lo supieran, ese día terminó su matrimonio.
Fue apenas un momento mientras comían en el centro comercial, cuando advirtieron que Matías ya no estaba jugando alrededor de su mesa; y se separaron para buscarlo al mismo tiempo que llamaban a la policía y a los vigiladores del local.
Sólo una mujer dijo haber visto un niño con esa vestimenta, aunque estaba segura que el color de su pelo no era el que describían sus padres.En la comisaría solo fue de ellos la desesperación, el oficial que los atendió dijo que habría que esperar más horas antes de formalizar la denuncia, para luego irse amparado en el fin de su turno de guardia.
En el baño del centro comercial, se encontró un envase vacío de tintura de cabello, pero la prueba nunca llegó al juzgado.
Es normal que los chicos se pierdan en estos lugares, dijo un empleado sin levantar la vista del teclado. Debieron estar más atentos; esto lo vemos a diario y después de su descuido se buscan culpables; se fabulan conspiraciones para robar niños y tantas cosas más.
Juan se levantó bruscamente de la silla en un intento por tomar al hombre por la solapa, pero su mujer lo tomó del brazo y lo sacó del lugar.
Lloraron más de una hora en el bar de la esquina de tribunales, sin saber qué hacer ni a quién más recurrir. Se imprimieron volantes con su foto, que fueron pegadas en los alrededores. Cada llamada al celular de ambos, reabría una esperanza para clausurarla después en cada dato inválido. Todos se deaían lo misoo: un niño no puede desaparecer así simplemente.
Un llamado alertó sobre el cruce sospechoso de la frontera formoseña de un niño profundamente dormido en brazos de una pareja que no tenía con él, el menor parecido físico. La pista de Matías se perdió para siempre del otro lado de la frontera, cxuriosamente cerca de una clínica que -según una denuncia-, realizaba clandestinamente ablaciones de órganos.
Matías nunca apareció. Un laberinto de complicidades perdió la causa en el país vecino. El dolor y las mutuas acusaciones llevaron a sus padres a la separación… ¿Un niño puede desaparecer así simplemente?